Ricardo Fabara Camino quoted Error 404 by Esther Paniagua
Párense a pensarlo. Gawdat tiene razón. Dependemos tanto de internet que quedarnos sin conexión sería devastador. No hablo de no poder ver vídeos de gatitos o películas en streaming, o de jugar online, o de hacer videollamadas, o de compartir cualquier cosa en redes sociales. Al menos, no solo. Porque un apagón de internet significaría mucho más que eso. Significaría quedarnos sin un pedazo esencial de nuestro sistema de comunicaciones, de una afectación considerable —cuando no catastrófica— de nuestra infraestructura crítica, de pérdidas económicas millonarias, de adiós al teletrabajo, de falta de suministros y problemas de abastecimiento, de facturas sin pagar, de transporte colapsado, y así hasta el infinito. Tanto que no sabemos hasta qué punto: ni siquiera quienes supuestamente deberían —quienes se ocupan de la seguridad nacional de nuestros gobiernos, o quienes formaron parte de la creación y el desarrollo de internet y siguen implicados en su mantenimiento— pueden decir con certeza qué parte del todo, si no el todo «completo», se vendría abajo junto con la red
Porque sí, lo de conectarlo todo a internet es muy práctico y tiene un sinfín de beneficios, pero con ellos vienen también sus riesgos. Cuanto más nos conectamos y cuantas más cosas conectamos, más vulnerables somos, y mayor es el efecto dominó en caso de fallo. Porque, siendo así, al desaparecer internet irían cayendo en cascada las piezas que componen el mundo en que vivimos, una parte fundamental del esqueleto del sistema. Así, de un plumazo, fuera de control. Hoy lo tienes todo, mañana te quedas sin nada. Hoy vives en un mundo —más o menos— feliz, mañana en el caos
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Un presente aterrador