El amante

En su madurez la autora se decide a contarnos la historia de su descubrir del amor y del sexo, lo cual, en la indochina francesa no era bien visto, sobre todo si se trataba de una niña de 15 años, blanca y pobre, que “se deja seducir” o “seduce” a un hombre chino y acaudalado de 26 años. ¿Quién llevaba la batuta en esa relación?, ¿quién se encontraba más comprometido en sus sentimientos?, todo se dice y se oculta en el relato, pero sin duda, desde su corazón desnudo, la autora nos cuenta en forma pausada y caótica no solo los hechos, sino los sentimientos, los aprendizajes, los dolores, los temores y también los resentimientos.

Todo eso podría ser simplemente una novela romántica, pero no lo es, porque, además, Marguerite Duras revela sus vivencias familiares con la madre y dos hermanos, tanto en lo que tocaba a su amante, que, a pesar de ser rico, era mal visto por su etnia, sino también por las relaciones de poder que en el seno familiar se gestaban y que continuaron dejando huella a través de su vida.

Las castas sociales y económicas se disimulan, se contraponen, no se trata de quien tiene dinero o quien es superior por su etnia. El relato es duro y real, lleno de amor, de odio, de revanchas y anhelos, un relato que llega al corazón.