❝[Q]uienes escriben sobre nuestro medio rural son hombres. Hombres sin vínculo ninguno con el medio, hombres que no trabajan en él. Hombres que viven en las grandes ciudades y que van de paseo el fin de semana al campo para escribir sobre él. Hombres que se desplazan kilómetros y kilómetros para escribir sobre nosotros. Hombres que, aunque no sea su intención, nos están quitando la voz. (…) Dan por hecho que nosotros no tenemos voz ni espacio ni somos válidos para contar nuestras propias historias.
[V]a siendo hora de que comprendan (…) que no necesitamos que nos deis voz. Que la tenemos. Que sabemos hablar, escribir, contar. Que tenemos un medio lleno de historias, palabras, vidas, semillas, veredas, animales, árboles, vínculos, personas. Que no queremos una literatura que use palabras para designarnos y que sea ella la que decida cómo llamarnos mientras nosotras aprendemos a no avergonzarnos de nuestras raíces …
❝[Q]uienes escriben sobre nuestro medio rural son hombres. Hombres sin vínculo ninguno con el medio, hombres que no trabajan en él. Hombres que viven en las grandes ciudades y que van de paseo el fin de semana al campo para escribir sobre él. Hombres que se desplazan kilómetros y kilómetros para escribir sobre nosotros. Hombres que, aunque no sea su intención, nos están quitando la voz. (…) Dan por hecho que nosotros no tenemos voz ni espacio ni somos válidos para contar nuestras propias historias.
[V]a siendo hora de que comprendan (…) que no necesitamos que nos deis voz. Que la tenemos. Que sabemos hablar, escribir, contar. Que tenemos un medio lleno de historias, palabras, vidas, semillas, veredas, animales, árboles, vínculos, personas. Que no queremos una literatura que use palabras para designarnos y que sea ella la que decida cómo llamarnos mientras nosotras aprendemos a no avergonzarnos de nuestras raíces y nuestra tierra. No queremos una narrativa que nos llame granjeros. Que nos ponga nombres. No queremos más columnas llenas de nostalgia por pueblos que se mueren. Estamos hartas de habitar en reportajes de domingo. Cansadas de ser reducidas a personajes de Los santos inocentes. Dolidas de convertirnos en los ataúdes que sepultáis dentro de ese territorio al que llamáis vacío. Aburridas de que nos enmarquéis sólo en escenas de hambre, dolor y miseria.❞
Me ha maravillado la sencillez con que María logra poner palabras al pensamiento que llevo hilando desde hace años. Cuánta falta hace un feminismo rural que se reivindique por sí mismo.
El libro no pretende ser una tesis sobre nada. Más bien recopila pensamientos y sentimientos que tiene la autora tanto hacia el rural como hacia su propia experiencia vital hacia el mundo rural. En lo personal coincide bastante con la idea que tengo yo y puede que por eso haya sintonizado tanto con estas historias y con sus opiniones.
Reflexiones profundamente poéticas y políticas sobre el mundo rural, desde un punto de vista socioeconómico, y sobre la relación personal y familiar con el mismo. Pero, sobre todo, con una mirada feminista que lo impregna todo, desde la revisión sobre la literatura sobre el campo, el trabajo, la representación, etc.