En Santiago de Chile, a principios de los años noventa del pasado siglo, dos quinceañeros, Gonzalo y Carla, tantean la vida y el deseo, y mantienen sus primeras relaciones sexuales, marcadas por la exploratoria torpeza. Él sueña con ser poeta y, cuando ella rompe la relación, le manda por correo una sucesión de breves poemas de amor en los que expresa su desesperación y empieza a buscar su voz literaria. La historia podría haberse quedado ahí, como una mera aventura adolescente de iniciación, pero, nueve años después, Gonzalo y Carla se cruzan en un bar gay y se produce un desatado reencuentro en los lavabos que acaba con la ropa interior de ambos desapareciendo por el inodoro. Retoman la relación y pronto Gonzalo descubrirá que ella ha tenido un hijo, Vicente, del que él se convertirá durante un tiempo en padrastro...
Un poetastro que también es padrastro, sus amores, el ambiente literario de Santiago y su catálogo de tipos estrafalarios… una novela muy divertida y que a la vez trata con ternura a sus personajes, es un gusto leerla.
Es uno de esos libros que dejan un regusto agradable, qué bien lo he pasado leyéndolo, qué bien trabada la historia, qué personajes más bien construidos, qué diálogos tan vivos. No hay nada extraordinario, es simplemente una buena novela.
Nunca he manifestado apetencia por la poesía, por eso tenía cierto recelo con este libro. Sin embargo, me gustado grandemente. Sin duda es un poema al amor, al amor que intenta desarrollarse entre dos personas indistintamente a su género, edad o parentesco. Un amor que la mayoría de las veces no alcanza para permanecer juntos y fieles a través del tiempo y que sin embargo, es capaz de marcar a cada uno de los involucrados de forma que algo deja en ellos para bien o para mal.
Encontramos pues parejas que intentan uno o más veces ser felices, tal como Gonzalo y Carla. Otras que de pronto encuentran en el otro aquello que no sabían que estaban buscando, como Pru y Vicente. Pru, por su parte rebota entre uno y otro amor pues para empezar no ha logrado amarse a sí misma, por lo cual, tampoco es capaz de dar …
Nunca he manifestado apetencia por la poesía, por eso tenía cierto recelo con este libro. Sin embargo, me gustado grandemente. Sin duda es un poema al amor, al amor que intenta desarrollarse entre dos personas indistintamente a su género, edad o parentesco. Un amor que la mayoría de las veces no alcanza para permanecer juntos y fieles a través del tiempo y que sin embargo, es capaz de marcar a cada uno de los involucrados de forma que algo deja en ellos para bien o para mal.
Encontramos pues parejas que intentan uno o más veces ser felices, tal como Gonzalo y Carla. Otras que de pronto encuentran en el otro aquello que no sabían que estaban buscando, como Pru y Vicente. Pru, por su parte rebota entre uno y otro amor pues para empezar no ha logrado amarse a sí misma, por lo cual, tampoco es capaz de dar y recibir lo que necesita.
Pero ante todo, aparte de la lógica alusión al amor a la poesía, se debe destacar el amor filial entre Gonzalo y Vicente, un padrastro y un hijastro que no contaban con que se necesitaban mutuamente. Que permiten que las circunstancias los separe y, sin embargo, llevan en sus corazones la marca de la poesía que es fiel reflejo de quienes son juntos y por separado.