Euklidiadas-Wyrm reviewed Urbanismo feminista by Col·lectiu Punt 6
Un imprescindible para entender la ciudad de todas
5 stars
El urbanismo es una disciplina humana históricamente delineada por un reducido grupo de personas —se entiende, varones ricos cisheterosexuales y blancos—, por lo que muchos de sus modos nacen sesgados y con un fundamento reduccionista que tiende a arrinconar a cualquiera que no encaje en un perfil de persona muy concreta. Es decir, que excluye a la práctica totalidad de la sociedad bajo pretextos que hace tiempo dejaron de sostenerse.
'Urbanismo feminista: Por una transformación radical de los espacios de vida' (2019), de la cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas Col·lectiu Punt 6, es un libro interesante a la hora de ampliar la perspectiva sobre la necesidad de un urbanismo diferente al que ha venido ejecutando. Aunque, antes de seguir, es importante definir qué es exactamente el urbanismo feminista y la forma en que complementa el existente.
El urbanismo feminista no es un tipo de escuela sino una forma de …
El urbanismo es una disciplina humana históricamente delineada por un reducido grupo de personas —se entiende, varones ricos cisheterosexuales y blancos—, por lo que muchos de sus modos nacen sesgados y con un fundamento reduccionista que tiende a arrinconar a cualquiera que no encaje en un perfil de persona muy concreta. Es decir, que excluye a la práctica totalidad de la sociedad bajo pretextos que hace tiempo dejaron de sostenerse.
'Urbanismo feminista: Por una transformación radical de los espacios de vida' (2019), de la cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas Col·lectiu Punt 6, es un libro interesante a la hora de ampliar la perspectiva sobre la necesidad de un urbanismo diferente al que ha venido ejecutando. Aunque, antes de seguir, es importante definir qué es exactamente el urbanismo feminista y la forma en que complementa el existente.
El urbanismo feminista no es un tipo de escuela sino una forma de aproximarse al urbanismo. Lejos de generar ortodoxia, espera servir de punto de encuentro crítico para diversas formas de interactuar con el entorno, de forma que todo el mundo tenga cabida. Usando sus propias palabras, "el urbanismo feminista es integrador y representa una mejora para todas las personas que viven y comparten la urbe".
Aunque la raíz 'fem-' puede inducir a error a quienes accedan a este libro como primera toma de contacto, no debe confundirse el término 'urbanismo feminista' como 'urbanismo para mujeres'. De hecho, el urbanismo feminista es el 'urbanismo para todas las personas'. Como matizan las autoras sobre este punto, "no se trata [solo] de incluir, sino de dejar de excluir". Y es que el urbanismo clásico, el que hemos heredado y define buena parte de las ciudades e interacciones es excluyente.
Hay muchas formas de excluir a determinadas personas o grupos del ámbito público. Desde Col·lectiu Punt 6 mencionan la forma en que el suburbanismo relegó a las mujeres al cuidado doméstico, aunque críticas con su visión particular del mundo insisten en que existen muchos otros colectivos afectados por tendencias urbanas que no pusieron el foco en la gente. Entre ellos destacan las personas racializadas, los pobres, los niños, los ancianos o las personas con alguna discapacidad, entre otros.
Es importante destacar que no existen los espacios neutros porque "la configuración física y social de los espacios determina la realidad cotidiana de las personas en la ciudad", pero de cara al siglo XXI igual convendría que la no neutralidad urbana tuviese como orientación el cuidado de las personas. Una zona sin baños públicos excluye a las personas que necesiten hacer uso de uno, ya sean personas embarazadas, personas mayores o niños, tres colectivos que necesitan una mayor presencia de aseos.
Grandes corrientes del urbanismo como lo fueron el higienismo, el funcionalismo o la zonificación han separado los usos mixtos y son, "por definición, un mecanismo de separación, segregación y aislamiento físico y social en el territorio". La ciudad, tal y como está estructurada, no cuida sino que centrifuga a las personas con base en elementos como el color de piel o sus ingresos. Además, disciplina, estableciendo "espacios urbanos que fomentan el individualismo con diseños asépticos que aíslan a las personas y en los cuales se penalizan las relaciones sociales informales".
En oposición a esta tragedia desurbanizadora, las voces de Col·lectiu Punt 6 proponen la 'ciudad cuidadora' con "ciudades que nos cuiden, que cuiden de nuestro entorno, que nos dejen cui darnos y nos permitan cuidar a otras personas", lo que incluye una marcada posición ecologista, de usos mixtos, social y de cercanía. Ciudades compactas de bajo impacto ambiental y alta carga personal, en la que poder desarrollar proyectos de vida y en las que sea posible pasear a lo necesario.
Los equipamientos urbanos al alcance de las pierdas han de disponer, al menos, "atención al público de trámites administrativos, centros de salud primaria, espacios de cuidado de gente mayor" y centros educativos, así como "centros con actividades culturales (centros cívicos, bibliotecas, etc.), espacios para actividades físicas". Si no se puede ir paseando de forma segura, entonces no es un urbanismo que piense en la gente.
Aunque el contenido del libro es necesario, admito que la estructura es compleja para los no iniciados en urbanismo y/o feminismo. Por ejemplo, el orden planteado no ayuda. El apartado 'Los retos de la ciudad presente y futura', que explica con sencillez y brillantez los retos a los que nos enfrentamos, se encuentra en la página 158 de 224, muy lejos de la introducción en la que tanto habría ayudado. Sin embargo, considero su lectura más que enriquecedora.