No me imaginaba para nada que me fuera a gustar tantísimo este cómic. Creo que ya he contado que últimamente cojo cosas a lo loco de la biblioteca solo porque me llama el título o porque me gusta el dibujo de la portada y aquí dije "vaya, uno de aventuras en el bosque como medio infantil" y ni me fijé en los teléfonos. ¡Qué sorpresa me he llevado!

¿Sabes cuando vas a ver una película sin tener ni idea de qué va, haber visto trailers, saber qué actores salen ni nada de eso y te gusta muchísimo? Pues exactamente esa sensación he tenido con este cómic. A ver, tiene un par de problemillas, pero es que tiene tantas virtudes que no los voy ni a mencionar.

Para empezar, ¿sabes esa sensación cuando lees a Taniguchi de tranquilidad, de juventud, de cercanía? El rollo ese de Barrio Lejano de "qué curioso sería vivir esto, ¿no?". Pues aquí lo tienes. Es como un heredero espiritual de aquello. Es distinto, claro, pero mucho más cercano al sentimiento europeo/occidental.

Al parecer es una adaptación de una novela. Me enteré hacia el final de la lectura, porque, la verdad, no leí la portada más que para saber el título y ver si me sonaba el autor. Y no lo habría deducido. No es un tebeo de adaptación en novela gráfica de esos que están de moda ahora mismo, y si era un tebeo de encargo el Gregory Panaccione este debe de ser uno de los mejores dibujantes que hay porque si no es cariño lo que le ha metido a esa pasada de páginas entonces es el mejor profesional del mercado porque simular así el sentimiento es muy difícil.

Además es un cómic optimista que te alegra el día. Me he quedado con ganas de leerme la novela cuando me haya olvidado de qué va el cómic, la verdad.