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Si hay algo que me asombra de Harper Lee, es que tras parir este libro, que desde luego está escrito de una forma tan tradicional que parece transgresora, no publicó ninguno más, hasta recientemente que ha escrito lo que podría ser la segunda parte, que aún no he leído. No es que yo valore los escritores que apenas escriben, sobre los que escriben mucho, pero sin duda, desde que se inventó el reciclaje de papel, me temo que muchos escritores actuales, crean sus nuevas historias sobre las cenizas aún calientes de las antiguas, ya no van con el francotirador sino con la metralleta. Esta historia, leída en este caso, en su idioma original, es todo un festival de acentos, maneras de ser y de hablar que harían feliz a Tom Wolfe. Todo esta narrado bajo el punto de vista de los hijos del Mr Finch, que se nos presenta, visto por sus hijos como un hombre inteligente, valiente y justo, en torno a esta figura, veremos como el jardín salvaje y descuidado de esa américa que parece que vuelve porque nunca se fue lidia con los problemas del racismo y la pobreza. Resulta bastante atractivo que lo que siempre se destaca como tema principal en esta novela, esta siempre relativizado por los ojos de los narradores, por los que aparte del famoso juicio, aparecen otras aventuras y personajes, en una novela que para mí resulta más el relato de una época, que un alegato intencionado y machacón. Sólo me queda darle las gracias a Harper Lee por parir su gran obra de una vez y no distraernos con otras que sin duda serían menores. Recomendadísimo