Vaya por delante que califiqué a esta novela con 5 estrellas (como casi todas las de Miles pese a que es posible que se trate de la novela más política de la saga ( todas tienen parte política, pero aquí es la principal) y también la más enrevesada y por tanto, -creo- que la más liosa o difícil de seguir.

El motivo principal es porque nos encontramos de lleno en Cetaganda, adversario político y militar de Barrayar y la descripción de su(s) cultura(s) y forma de vida/motivaciones se nos hacen muy extrañas tanto a Miles como a nosotres como lectores; ya que Bujold en este caso, aunque deja muy claras la influencias de la Tierra en Cetaganda, la hace la sociedad más extraña a nuestros ojos y se permite ir un paso más allá, haciendo que sea la sociedad más extraña de todo su universo (o la más evolucionada y por tanto más alejada de nosotros como humanos). Y eso se nota mucho en esta novela.

Como digo, nos encontramos en la aventura más política, pero también en la que si leemos entre líneas nos da mucho de las claves de la personalidad de Miles: El no poder estarse quieto, el uso del pensamiento lateral y deductivo, el querer saber la Verdad por encima de todo y el sentido de Justicia; que si bien ya hemos ido viendo en las aventuras anteriores aquí queda muy patente.

¿Y de qué trata? Bueno, en esta ocasión Miles e Iván viajan hasta Cetaganda para asistir como representantes de Barrayar en el funeral de la difunta emperatriz. Lo que debería haber sido una misión diplomática, pronto se ve empañado por un suceso al que nadie parece haber dado importancia salvo Miles; el aparente suicidio de uno de los sirvientes de la difunta emperatriz.