El movimiento cyberpunk fue básicamente el despertar de la ciencia ficción a la realidad: el futuro hipertecnológico tan esperado estaba llegando, y no se parecía en nada a nuestros sueños.

Es más, era una pesadilla.

Ni siquiera nos hacía el favor de ser una distopía o un apocalipsis, era peor que eso.

El futuro hipertecnológico era mediocre, triste, corrupto, sucio y con olor a mierda entre los chips y los implantes biológicos.

Y la ciencia ficción tenía que hacer algo con eso.

Así, en los 80s, entre camperas con corderito y películas de Robert Zemeckis, los autores cyberpunk escribían sobre mafias transnacionales controlando el flujo de tados, fingerprints digitales que permiten ubicar a cualquier persona, fake news, dinero digital, y ciberespacio.

Y cabe señalar que la Internet apenas se había inventado.

"Jonny Menmonic" es un ejemplo canónico de la literatura de Gibson en su versión más harcore

Leímos "Johnny Mnemonic" en la edición número 26 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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