Disfruté mucho de la relectura de esta novela, después de tantos años.

Decía Borges que la caracterización de Swift como un escritor para niños, basada sola y exclusivamente en el caracter adorable de los liliputienses en la primera parte de la novela, fue una estrategia de la crítica posterior para desviar la atención de la mordaz sátira de la historia y políticas europeas que la novela encarna.

Escrito en los albores del expansionismo británico, cuando el poder global aún estaba en manos de España (Laputa) y el Europa estaba rodeada de regiones desconocidas, la novela critica lo que en los siglos siguientes sería la justificación de la expansión colonialista: la supuesta superioridad cultural del capitalismo liberal y de la monarquía constitucional europea.

Leímos "Los viajes de Gulliver" en las ediciones número 61 a 63 de nuestro Club de #LecturaMastodontica

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