El señor y la señora March conforman un matrimonio que ha sabido mantenerse unido a pesar de las dificultades que implican perder fortuna y junto a su familia tener que ajustarse a nuevo estilo de vida con menos recursos, aunque siempre manteniendo fuertes valores morales que juntos han inculcado en sus 4 hijas niñas adolescentes, sus mujercitas.

Estas niñas son alegres y aman a sus padres, todas son buenas hijas, pero son muy diferentes entre sí, se quieren también entre ellas a pesar de que pelean como es costumbre, pero también nos muestran como en aquella época se podía disfrutar y usar la imaginación para divertirse sin televisión ni medios tecnológicos. Parte de la caridad que han aprendido de sus padres, la hacen manifiesta al “adoptar” en su familia a joven vecino, rico en recursos económicos, pero pobre en compañía y afecto pues vive solo con el abuelo.

Juntos, las mujercitas Meg, Jo, Beth y Amy, a la par de Laurie, nos llevaran por aventuras simples pero hermosas, a la vez que nos dejan ejemplos de amor, fidelidad, amistad y entrega.

Una novela de esas que lees en diferentes épocas de la vida, y que siempre te dejan una impresión positiva y un mensaje nuevo cada vez.