Este autor tiene una forma de contar la historia que me encanta. Esta vez nos lleva a una que, si bien tiene más de leyenda, es hermosa en todos sus detalles y presenta una verdad histórica, el daño que se hizo al conocimiento universal cuando personas inescrupulosas y fanáticas de la religión decidieron eliminar toda aquella producción escrita que iba en contra de sus creencias.

Es así como Ferrándiz nos cuenta la vida de Brian de Liébana, un monje soldado que junto a otros como él hace suyo el Espíritu de Casiodoro y promete rescatar y resguardar en un lejano y escondido lugar de Irlanda, todo aquel libro o texto que refleje el conocimiento acumulado de la Humanidad, sin importar su origen, cultura o religión, por el mero valor de sus escritos, por los descubrimientos que albergaban y que se encontraban en peligro de ser segados por el miedo a lo desconocido, al cambio.

Ese trasfondo ya logra capturar la atención de cualquier amante de la lectura, pero además, el autor embellece la historia con amores prohibidos, luchas de poder, el uso de técnicas milenarias para la construcción de conventos llenos de escondrijos y trampas al mejor estilo de las películas de las pirámides y sus maldiciones, en fin, una lectura que te atrapa y entretiene llevándote a un mundo de leyendas e historia.

Si se animan, no se van a arrepentir.