No puedo más que seguir admirando la visión de Asimov para proyectar lo que podría suceder con la humanidad a futuro como para visualizar la permanencia de ciertos vicios y virtudes humanas.

En cuanto al cuento de “El hombre bicentenario”, fue muy interesante tratar de leerlo sin imaginar a Robin Williams en la película, sobre todo porque ciertamente hay diferencias sutiles entre ambos relatos. El de Asimov llama la atención sobre un error humano que declina en una inteligencia artificial muy especial que anhela sentirse humana. Será de las pocas en que la película me roba el corazón más que el libro.

Sobre los otros cuentos, todos llevan la firma clara del autor, relatando el uso de la tecnología y robótica y cómo esto afectaría a las personas y su relación con los demás.

Y sin embargo, un cuento que miraba al pasado me gustó mucho, uno que dice como uno de los Santos Escritores del Antiguo Testamento, decide resumir la historia de la creación de 15.200 millones de años a 6 días.

Recomendado para todos