Un tierno cuento corto que cuesta creer sea escrito por George R.R. Martin, bueno más o menos, pues si cumple con uno de sus esquemas de que los personajes principales sufran más allá del límite. En fin, nos habla de una niña, Adara, que nace en un crudo invierno, digno de Invernalia (para los conocedores), cuyo mejor amigo es un hermoso dragón que escupe hielo y que enfría todo a su alrededor.

Tiene unas ilustraciones hermosas que se unen a nuestra imaginación para soñar junto a Adara y acompañarle en una lucha atroz contra los enemigos del pueblo y de su familia. Y no podía ser diferente con este autor, hubo que llorar al final, con el corazón henchido, pero llorar al fin y al cabo. La inocencia se pierde, todo tiene un alto precio en la vida.

Recomendado, pequeñito y hermoso cuento.