En la jerga de la robótica, la expresión 'valle inquietente' se refiere al rechazo instintivo que producen los robots humanoides que no son ni tan parecidos a los humanos para resultar naturales, ni tan diferentes para reconocerse como simples máquinas. Anna Wiener aplica el término a la cultura promovida por las startups tecnológicas de Silicon Valley, que conoce de primera mano.

Y en efecto, lo que conoce resulta inquietante, no sólo por la sociedad de control que describe, sino por cómo ha impuesto y exportado una cultura empresarial abusiva a otros ámbitos. Y también por la falta de perspectiva y el egotismo que percibe en los promotores de la misma: una fase miope del tardocapitalismo incapaz de cuestionarse a sí mismo.

Wiener narra las distintas fases de su experiencia laboral con esa penetración cercana al psicoanálisis tan norteamericana, pero mantiene una distancia irónica que la libra de resultar cargante.