¿Cómo se explica que la gran mayoría de los seres humanos estamos obligados a cumplir órdenes toda la puta vida, salvo cuatro privilegiados que lo son por nacimiento? ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Hay una “ley de hierro” de las sociedades que nos obliga? Graeber y Wengrow, examinando los descubrimientos arqueológicos de las últimas décadas y repasando la antropología moderna, sostienen la tesis contraria: la Humanidad resistió muchos milenios esta organización social tan injusta, y no solamente en sociedades “primitivas” de cazadores-recolectores, sino también en ciudades de cierto tamaño que dependían de la agricultura y el comercio. El patriarcado y la desigualdad social no son el resultado de un proceso inevitable.
Al igual que el tratado de Graeber sobre el origen del dinero, tardaré en olvidar este libro y sus tesis. Qué diferencia con los bestsellers de no-ficción al uso, estilo Pinker, y con las mierdecillas para el día del padre como el del dúo cómico Arsuaga & Millás que leí hace poco.
Lo único negativo es su extensión, es tan prolijo en ejemplos y explicaciones que se convierte en un tocho enorme. Entiendo por qué lo hace (afirmaciones fuera de lo corriente necesitan pruebas contundentes) pero a veces resulta agotador.