Esta novela me ha gustado por la forma, un extrañísimo interrogatorio en que un niño enfermo va sacando de la protagonista todos los detalles del día pasado con su madre y el envenenamiento (¿herbicida? nada está claro) de la prota, del niño preguntador, y que concluye con la agonía y probable muerte de la narradora, siempre pendiente de su hija pequeña. Muy original y trabajadísimo. Qué mal cuerpo.