Toda una sorpresa. Es un paseo cultural a lo largo de todos los continentes donde uno termina planteándose seriamente si la idea de que "abrazar un árbol" es en sí una idea estúpida per se o es que está totalmente envenenado e infiltrado por la maquinaria manipuladora del capitalismo.

Mucho en lo que pensar. Mucho que agradecer y festejar. Muchas tigresas más que salvar y, sobre todo, mucho que cambiar ya no radical, sino primordialmente en la relación con la naturaleza.

Bravo por traer este ejercicio en forma de creación colectiva porque no podría haber tenido ningún otro medio o forma de llegar.