Como nos tiene acostumbrados la autora, esta última entrega de la trilogía Divergente comienza donde terminó la anterior. Jeanine ha sido no solo derrocada, sino asesinada, y los Sin Facción toman el poder de la ciudad. En esta situación tan desfavorable para Tris y Tobías, un grupo inconformes autoapodados "Los Leales" les dará la oportunidad de conocer lo que hay más allá de las vallas de la ciudad.
Esta última novela, he de decir, que no me ha dejado el mismo sabor de boca que las dos anteriores. La autora parece haber alargado su idea hasta puntos inalcanzables y en muchos momentos se vuelve tediosa. Más que un pasatiempos, se convierte en una continua lucha contra las letras que parecen no estar contando nada nuevo página tras página y, aunque es cierto que cada una de las preguntas que pudieran plantearse en las dos anteriores queda respondida en esta, no parece suficiente para alcanzar el listón que la misma Veronica Roth había puesto a niveles bastante altos. Es más, el final, ese mismo que ha creado tanto resquemor entre los lectores, parece una decisión, al menos a mi parecer, poco acertada y tomada con prisa. Creo que no habría sufrido demasiado si no hubiera leído este libro. ¿Tú qué opinas?
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