Con un ritmo y un lenguaje magistrales, Fernanda Melchor, autora de Falsa liebre explora en esta obra las sinrazones que subyacen a los actos más desesperados de barbarie pasional. Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad. Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes …
Con un ritmo y un lenguaje magistrales, Fernanda Melchor, autora de Falsa liebre explora en esta obra las sinrazones que subyacen a los actos más desesperados de barbarie pasional. Una novela cruda y desgarradora en la que el lector quedará envuelto, atrapado por las palabras y la atmósfera de terrible, aunque gozosa, fatalidad. Un grupo de niños encuentra un cadáver flotando en las aguas turbias de un canal de riego cercano a la ranchería de La Matosa. El cuerpo resulta ser de la Bruja, una mujer que heredó dicho oficio de su madre fallecida, y a quienes los pobladores de esa zona rural respetaban y temían. Tras el macabro hallazgo, las sospechas y habladurías recaerán sobre un grupo de muchachos del pueblo, a quienes días antes una vecina vio mientras huían de casa de la hechicera, cargando lo que parecía ser un cuerpo inerte. A partir de ahí, los personajes involucrados en el crimen nos contarán su historia mientras los lectores nos sumergimos en la vida de este lugar acosado por la miseria y el abandono, y donde convergen la violencia del erotismo más oscuro y las sórdidas relaciones de poder.
Cruento, doloroso y franco descenso por los círculos del Infierno
No rating
Esta novela conjuga una maestría estilística con una historia horrorosa, que por momentos hace desear al lector que no fuera verdad. Luego de una breve reflexión, cae en cuenta que su cantera se localiza en la cotidianidad de un México paupérrimo, cuya fe emana del poder y el placer. Su contexto sociohistórico es el de la Guerra al narcotráfico, inaugurada por el infame Felipe Calderón y secundada por los partidos políticos en el poder. No obstante, la propuesta estética de Temporada de huracanes critica mostrando, desgarra diciendo la verdad y juega usando la jerga de las calles de algún lugar perdido en el Golfo de México.
Me siento sucio; necesito lavarme los ojos que leyeron, las manos que voltearon esas páginas asquerosas, la memoria del terrible ritmo de esta novela, bin ban sin parar sin tomar aliento sin alivio de la crueldad, la ignorancia, la maldad inhumana y yo sé que todos hacen lo mejor que pueden, que cada quien trabaja con lo que tiene pero esto me fue demasiado. Dió duro.
Quize parar. Abandonarlo. Las ganas no me faltaban; mas persistí de castigo a mí mismo por mis quejas sobre la estructura de [b:The Taste of Sugar|50970150|The Taste of Sugar|Marisel Vera|https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1571125977l/50970150.SX50_SY75.jpg|73451645]. El contraste era irónico: oraciones de cuatro o cinco palabras en una, de cuatro o cinco páginas en la otra. Cada capítulo — son ocho — es un párrafo de monólogo interior nonstop, los pensamientos (si es que se le puede llamar pensar a las motivaciones de personajes tan bárbaros) e historias …
Me siento sucio; necesito lavarme los ojos que leyeron, las manos que voltearon esas páginas asquerosas, la memoria del terrible ritmo de esta novela, bin ban sin parar sin tomar aliento sin alivio de la crueldad, la ignorancia, la maldad inhumana y yo sé que todos hacen lo mejor que pueden, que cada quien trabaja con lo que tiene pero esto me fue demasiado. Dió duro.
Quize parar. Abandonarlo. Las ganas no me faltaban; mas persistí de castigo a mí mismo por mis quejas sobre la estructura de [b:The Taste of Sugar|50970150|The Taste of Sugar|Marisel Vera|https://i.gr-assets.com/images/S/compressed.photo.goodreads.com/books/1571125977l/50970150.SX50_SY75.jpg|73451645]. El contraste era irónico: oraciones de cuatro o cinco palabras en una, de cuatro o cinco páginas en la otra. Cada capítulo — son ocho — es un párrafo de monólogo interior nonstop, los pensamientos (si es que se le puede llamar pensar a las motivaciones de personajes tan bárbaros) e historias de creaturas primitivas y trágicas en un triste pueblito. Melchor pinta una escenografía espeluznante de un ambiente venenoso; un miasma de masculinidad tóxica, violencia, crueldad que el lector siente en los huesos. Una cultura de ensimismados, avaros, gente de pura mierda sin pizca de compasión ni conocimiento propio, envenenados por la religión y la falta de educación.
No sé como recomendar este libro, ni a quien. Es un libro doloroso, que le quita a uno la esperanza. Toca temas de violencia a mujeres; abuso de menores; machismo requetetóxico; y la perpetuación de esa atmósfera de ignorancia, de barbaridad, de horror sin alivio. Mas con todo y eso, no puedo decir que me gustó, ni que lo disfruté, pero sí lo admiro. Melchor escribe con una fuerza impresionante, con pura pasión, y las historia, por dolorosa que sea, es necesaria oir.