El gato que amaba los libros

Rintaro ha perdido a su abuelo, quien se encargó de él desde la muerte de sus padres. Ahora está a cargo de la Librería Natsuki, una librería de segunda mano en que ha disfrutado de muchas lecturas y que le ha servido de refugio ante el mundo. Siempre ha sido un hikikomori (término japonés usado para referirse a personas que han decidido apartarse de la vida social y vivir en condiciones de aislamiento), y ahora debe decidir que hará con su vida; cerrará la librería para irse con su tía, o continuará ahí manteniendo el legado de su abuelo.

A su lado estará un gran gato atigrado que se le aparece en los momentos precisos para guiarlo por tres laberintos con el fin de que resuelva ciertos dilemas que tienen que ver con el uso que se da a los libros, determinando su compromiso con la librería del abuelo. Pero también está su compañera Sayo, que por su lado le ayudará a definir si el joven está listo para ser más sociable y aceptar salir de sus libros, compartir un poco más con los demás y con ello difundir el legado real de su abuelo.

En fin, que se trata de una novela corta algo fantástica, cuestiona varios tópicos como los propósitos del mundo editorial, el poder de los libros, ¿se puede siempre aprender algo nuevo de los libros?, ¿se debe leer despacio y saboreando o es válida la lectura rápida? ¿Los libros que no se leen caen en el olvido? Así por el estilo son las inquietudes que se le presentan a Rintaro, incitándole al análisis que un joven adolescente puede plantearse y así buscar el equilibrio en su vida.

Es un libro sencillo, dirigido a niños o jovenes con inquietudes literarias.