Back
Stephen Jay Gould: La Grandeza de la vida (Hardcover, Spanish language, 2001, Crítica)

La vida florece frente a los muros

Esta obra es una de las lecturas más estimulantes que he realizado hasta el momento. ¿Hasta qué punto la somera compresión del a estadística nos puede llevar a conclusiones erróneas sobre un determinado conjunto de datos? ¿Es el progreso constante e ilimitado uno de estos errores? ¿Existen límites al progreso y, por tanto, podríamos cuestionar la misma existencia del mismo? Estas preguntas reciben una clara contestación por medio de dos de los ejemplos más universales (y por tanto útiles como medio de divulgación) que podrían haberse escogido: I) Los deportes y II) la diversidad de la vida.

Los deportes son un ejemplo perfecto de límites: la biofísica del ser humano, las reglas de la competición y del propio deporte (individual o de equipo) y los elementos externos (material con el que se realiza el deporte, complementos del deportista, ropa, calzado, etc.), imponen restricciones. Es un hecho que los récords mundiales, en cualquier disciplina (imaginemos atletismo o natación), caen a una tasa muy rápida en los inicios del deporte y, posteriormente, disminuyen la intensidad de la bajada, se estabilizan y, prácticamente, detienen su avance . Cada año que pasa, los records son más difíciles de superar.

Stephen Jay Gould en este libro escoge el ejemplo de la tasa de bateo en el baseball como ejemplo paradigmático de límites al rendimiento deportivo y cómo, esos límites, a veces se presentan de formas paradójicas ¿Es la desaparición de las mejores eficacias bateadoras de las Grandes Ligas Americanas de baseball un síntoma de degradación del deporte o de profesionalización, competitividad e igualdad entre equipos y jugadores? Gould se adentra más en la noción de “muros infranqueables” a través de la diversidad de la vida. Nadie puede ir más rápido de la velocidad de la luz, no puede generarse más energía de la que se consume en un determina sistema, no pueden existir formas de vida mucho más simples que una bacteria (dejamos de lado el debate de los virus) o nadie puede cobrar menos de cero euros. La curva de la diversidad de la vida, en toda su historia, no ha dejado de tener forma de una distribución “segada a la izquierda” con la moda de la misma claramente marcada en la forma “bacteria”. El concepto del “pasear del borracho” estadístico nos ayuda a comprender porqué una infinitamente pequeña parte de la vida se ha hecho más compleja, sin que eso suponga una tendencia hacia el progreso, la complejidad o que la ocurrencia de este proceso esté determinada.