Se trata de una novela que nos habla de los sufrimientos del pueblo judío. En este caso Mika, el personaje principal, encuentra en un abrigo, lleno de la magia del amor, la protección de su abuelo, tanto para enfrentar el dolor de su pueblo en el gueto de Varsovia, como para servir de apoyo y fuerza para muchas personas, en especial de los niños que también se vieron ahí encerrados.

También debido a este abrigo, Mika une su destino a Max, un soldado alemán, que usa su fuerza para obligarle a entretener a los demás oficiales, y que, sin saberlo, aunque llevarán vidas separadas, se verán unidos por los recuerdos y el apoyo de un objeto especial, que, a su modo, le dio a ambos la fortaleza para enfrentar grandes adversidades.

Pocas veces hay oportunidad de conocer las dos caras de la moneda, por lo general la historia la cuenta quien gana. En ambos lados hubo dolor, hubo alemanes que no eran nazis, que ayudaron según sus posibilidades a los judíos, que fueron masacrados por oponerse al régimen, otros que se mantuvieron al margen y no participaron, huyeron bajo su propio riesgo, y otros que participaron siguiendo órdenes porque no tenían otra opción, ¿cómo saber que hubiéramos hecho en su lugar?

La novela destaca el uso del arte para llegar al corazón de las personas en una época tan dura, donde una sonrisa iluminaba el alma igual que el pan y el abrigo daban alivio al cuerpo.

Una novela algo diferente, llena de sentimiento, recomendada.