He tardado más en leerlo de lo que hubiera querido. Y ha sido en parte por cómo me ha atravesado con la identidad de género: es maravilloso que existan libros queer así en los que encontrarse, y me ha hecho abrazar a mi yo adolescente que estaba bien perdide y no sabiendo cómo decirlo. Brillante también su forma de usar el realismo mágico para involucrarlo a favor (o en contra) de los personajes y sus caminos hacia el entendimiento. Y espectacular cómo le autore crea dos personajes neurodivergentes y permite asomarte al TDAH y a la dislexia.