Antonio P reviewed Capital: Volume 1 by Karl Marx (Capital, #1)
Review of 'Capital: Volume 1' on 'Goodreads'
2 stars
Este libro es el motivo por el que no puedo usar la biblioteca hasta el año que viene... Lo saqué en agosto y se me ha hecho un poco bola. Por lo menos la Sección primera "Mercancía y dinero". Son casi 200 páginas yendo una y otra vez sobre lo mismo... Sobre el dinero, el valor de uso y el valor de cambio, el dinero en sí y sus relaciones con las mercancías y cómo modela las economías, el paso de M-D-M' a D-M-D'... Un suplicio, pero me dije "hay que terminarlo ya", y en una semana le he dado un empujón y me alegro de haberlo hecho porque la Sección segunda "La transformación del dinero en capital" ya es más interesante.
En la sección tercera "La producción de la plusvalía absoluta" ya te das cuenta de que no es solo un libro de teoría económica. Hace una larga exposición …
Este libro es el motivo por el que no puedo usar la biblioteca hasta el año que viene... Lo saqué en agosto y se me ha hecho un poco bola. Por lo menos la Sección primera "Mercancía y dinero". Son casi 200 páginas yendo una y otra vez sobre lo mismo... Sobre el dinero, el valor de uso y el valor de cambio, el dinero en sí y sus relaciones con las mercancías y cómo modela las economías, el paso de M-D-M' a D-M-D'... Un suplicio, pero me dije "hay que terminarlo ya", y en una semana le he dado un empujón y me alegro de haberlo hecho porque la Sección segunda "La transformación del dinero en capital" ya es más interesante.
En la sección tercera "La producción de la plusvalía absoluta" ya te das cuenta de que no es solo un libro de teoría económica. Hace una larga exposición de cómo han evolucionado las leyes del trabajo en Inglaterra, desde una época medieval donde los gremios y la moral/fe impedían los atropellos contra los trabajadores (jornadas excesivas, también a niños y mujes, en fin de semana y nocturnas) y el abuso por parte de los patronos (usura, tener a un gran número de trabajadores de quienes extraigo su plusvalía), hasta una Inglaterra de principios del siglo XIX donde se hacen jornadas laborales de 12, 14, 16 horas, donde se ve que la talla media, el peso medio de la población disminuye. Donde a pesar de que las nuevas tecnologías (vapor, carbón, etc.) han permitido aumentar la producción, las condiciones de los trabajadores han empeorado enormemente para aumentar la producción, y así la plusvalía de la que se beneficia el capitalista.
La verdad es que ahora me he quedado con ganas de leer el tomo 2. También, te das cuenta de que es un tipo que tiene sentido del humor por cómo escribe:
Contexto: cuando el capitalista paga una cantidad por la materia prima, otra por la maquinaria, otra por la mano de obra y vende el producto final, se da cuenta de que la venta ha sido igual al dinero que había invertido al comprar. "Nuestro capitalista se queda perplejo. El valor del producto es igual al valor del capital anticipado." "Que compre su casa, ya terminada, en el mercado, o que se la mande edificar, da lo mismo; ninguna de estas operaciones aumentará el dinero invertido en la adquisición de la casa. El economista versado en la economía vulgar dirá, tal vez, que ha anticipado su dinero con la intención de hacer más dinero de él. Pero el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones, e igualmente podría abrigar la intención de hacer dinero sin producir. El capitalista amenaza. No volverán a engañarlo. En adelante comprará mercancía lista en el mercado, en vez de fabricarla él mismo. Pero si todos sus hermanos capitalista hiciesen lo mismo, ¿dónde se va a encontrar mercancías en el mercado? Y el dinero nose lo puede comer. El capitalista sermonea. Hay que reflexionar en su abstinencia. Podía haber derrochado sus 15 chelines. En vez de eso los ha consumido de un modo productivo y ha hecho de ellos hilo. Y a cambio de ello tiene hilo en vez de remordimientos de conciencia. No tiene que recaer de ningún modo en el papel del atesorador, pues ya nos enseñó lo que resultaba del ascetismo. Además, al que nada tiene el rey le hace libre. Y por grandes que sean los méritos de su privación, no hay nada con qué premiársela, puesto que el valor del producto que sale del proceso sólo es igual a la suma de los valores de las mercancías metidos en él. Que se tranquilice, pues, pensando que la virtud tiene su recompensa en sí misma. Pero lejos de ello, el capitalista apremia. El hilo no le sirve de nada. Lo ha producido par ala venta. Así que lo vende, o, cosa mucho más sencilla, en el futuro sólo producirá cosas para su uso personal. Se resiste. ¿Acaso el obrero ha creado los frutos del trabajo, producido mercancías, en el aire, con sus propios brazos? ¿No le dio él el material con el cual y en el cual puede materializar él solo, el obrero, su trabajo? Y como la inmensa mayoría de la sociedad está formada por pobretones de estos, ¿no ha prestado a la sociedad un servicio inmenso con sus medios de producción, su algodón y sus husos, e incluso al mismo obrero, a quien además provee de medios de subsistencia? ¿Y por qué no va a cobrar este servicio?" "¿No ha trabajado también él mismo [el capitalista]? ¿No es él quien ha efectuado el trabajo de vigilancia, de supervisión del hilandero? ¿Es que su trabajo no crea ningún valor? Su overlooker y su manager se encogen de hombros. Entre tanto ha vuelto a recobrar con una sonrisa de satisfacción su vieja fisionomía. Se ha estado burlando de nosotros con toda su letanía. Nada de esto le importa un bledo. Abandona todos estos vanos subterfugios y pretextos a los profesores de economía política, pagados para eso. El es un hombre práctico que aunque no siempre piense bien lo que dice fuera del negocio, sí sabe siempre lo que hace en él."