Una verdadera joya. Una lectura más introspectiva y reflexiva que enfocada en la trama, si bien esta última tiene una estructura atrayente y marcada por el misterio. Es una de esas historias que abre puertas a un montón de interpretaciones y parece dejar mensajes sobre muchos asuntos, entre ellos, la relación que existe entre nuestra identidad individual y nuestros recuerdos, la manera misma que tenemos de percibir el mundo y su belleza y cómo nos relacionamos con aquello, la relación entre la paz de la contemplación o el silencio y la carga de la soledad o el aislamiento, paralelos con problemas de salud mental, espiritualidad, los ideales de perfección y eternidad, etc. A ratos filósofico, a ratos enigmático, este libro hace pensar tanto como hace maravillarse con el relato de su protagonista, con quien vamos descubriendo poco a poco la singular realidad del mundo (o los mundos) en que habita. Desde su perspectiva partimos explorando lo que parece ser un infinito y gentil santuario, pero que también podría entenderse como una prisión, o un nuevo mundo, o una ilusión.