25. El hombre del traje negro (Stephen King, ilustrado por Ana Juan). Las virtudes del libro electrónico son indiscutibles. Si lo piensas desde un punto de vista meramente práctico es un dispositivo que soluciona muchos de los problemas asociados con ser un lector habitual. Y es que los libros ocupan mucho espacio, pesan una barbaridad (cualquiera que haya sufrido una mudanza con cajas llenas de libros lo sabrá mejor que nadie), acumulan polvo, a partir de un determinado tamaño son incómodos de leer en la cama... Por por mucho que te intentes convencer luego te encuentras con ediciones como las de Nórdica que son una oda al libro como objeto y entiendes que el papel es incomparable. Un relato breve de Stephen King se eleva con una edición maravillosa con un papel y una tipografía cuidadísimos y unas ilustraciones que encajan como un guante.
26. La bibliomula de Córdoba (Wilfrid Lupano, Léonard Chemineau). Me costó entrar en este cómic durante las primeras páginas porque gráficamente me chocó encontrarme con algo que me recordaba más a la escuela Bruguera que a un cómic francobelga al uso. Poco a poco me quité ese prejuicio de encima y disfruté muchísimo con esta canción de amor a la cultura y a los libros, con el plus además de estar ambientada en uno de los momentos más apasionantes de nuestra historia como es el Califato de Córdoba durante el siglo X. Aunque la acción principal transcurre en un contexto de pura ficción, la ambientación sí es razonablemente histórica. Da que pensar que una obra como esta tenga que venir del otro lado de los Pirineos mientras aquí seguimos sin reconocer del todo nuestro pasado empeñándonos en construir una identidad alrededor de una Reconquista mitificada.
26. La bibliomula de Córdoba (Wilfrid Lupano, Léonard Chemineau). Me costó entrar en este cómic durante las primeras páginas porque gráficamente me chocó encontrarme con algo que me recordaba más a la escuela Bruguera que a un cómic francobelga al uso. Poco a poco me quité ese prejuicio de encima y disfruté muchísimo con esta canción de amor a la cultura y a los libros, con el plus además de estar ambientada en uno de los momentos más apasionantes de nuestra historia como es el Califato de Córdoba durante el siglo X. Aunque la acción principal transcurre en un contexto de pura ficción, la ambientación sí es razonablemente histórica. Da que pensar que una obra como esta tenga que venir del otro lado de los Pirineos mientras aquí seguimos sin reconocer del todo nuestro pasado empeñándonos en construir una identidad alrededor de una Reconquista mitificada.
27. PRO (David Galán Galindo, Manuel M. Vidal). Trasladar el género superheroico a un contexto español no se puede decir que sea la idea más original del mundo (ahí están Iberia Inc o ¡García! por ejemplo) pero entre que en la entrevista en Tiempo de Culto al guionista me gustó la premisa de este cómic y que Orígenes Secretos, escrita y dirigida también por él, me pareció una película bastante decente, me decidí a darle una oportunidad. El cómic tiene algún acierto como por ejemplo haber apostado por la serialidad imitando estar dividido en grapas a pesar de haber nacido como tomo o el personaje del genio. Pero dista de ser perfecto, en general siempre puedes ir viendo venir la trama y la última parte se desinfla un poco. Aún así el conjunto resulta interesante como versión cañí de los tropos superheroicos.
28. Sistemas críticos (Martha Wells). Quiero pensar que el haber empatizado tanto con un organismo medio humano/medio máquina, misántropo, desmotivado y perdido en un mundo que no entiende es un mérito de la autora y no una mala señal de estar fatal de lo mío. Bueno y breve.
29. Dominio Público #1 (Chip Zdarsky). Paradójicamente conocí al autor de esta obra sobre las tropelías de la industria del cómic con sus autores como guionista de una maravillosa etapa de Spiderman. Esta serie es un sentido homenaje a todos aquellos Kirbys, Ditkos y Fingers que ayudaron a construir una industria multimillonaria y a cambio sólo recibieron un fuerte aplauso y el juego del programa.
30. Odisea cósmica (Jim Starlin, Mike Mignola). Mignola de finales de los 80, tal vez contenido para encajar en un estilo superheroico estándar o tal vez todavía pendiente de desarrollar su estilo personal al 100% (aunque se le ve asomar más de una vez). Por lo demás una historia entretenida pero con una resolución que se acerca peligrosamente al deus ex machina.
31. Ronda de noche (Terry Pratchett). La saga de La Guardia es para muchos, entre quienes me incluyo, lo mejor del Mundodisco. Y si encima en una de sus entregas te encuentras viajes en el tiempo, reflexiones sobre nuestro lugar en el mundo al hacernos mayores y al Pratchett más político está claro que esa novela va directa a tu lista particular de lo mejor del Mundodisco. Maravillosa, genial y con ese poso de tristeza que siempre sobrevuela las obras de genios que se nos fueron demasiado pronto dejando muchas historias sin contar.
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32. Conan IV (Robert E. Howard). Contén os relatos: Cravos vermellos, As xoias de Gwahlur, O fénix na espada e A cidadela escarlata. Seica o tomo máis próximo ao clixé de Conan que podemos atopar na cultura popular. Abre o volume Cravos Vermellos que moi posibelmente sexa o relato de Howard máis adaptado e seguimos cun Conan que xa é rei de Aquilonia. Do mellor da saga, una mágoa ter so un volume máis por diante.
33. Los Picapiedra (Mark Russell, Steve Pugh). ¿Un cómic de Los Picapiedra a estas alturas de la vida? Eso mismo pensé yo e ignoré este tomo durante meses cada vez que pasaba por mi librería de cabecera. El interés que me despertaba era nulo, me parecía una muestra más de esa combinación de aversión al riesgo y falta de ideas originales que lastran a la industria cultural en nuestros días y que nos condena a un refrito sin alma tras otro. Y no podía estar más equivocado. Russell aprovecha los mimbres de una franquicia conocida por todos para construir una miniserie impresionante en la que no deja títere con cabeza en nuestra sociedad actual. Aquí hay para todos: populismo, consumismo, medios de comunicación, maltrato animal, gentrificación… Un tebeo que dejé pasar de largo durante muchos meses y que una vez abierta su primera página no pude dejar de leer hasta …
33. Los Picapiedra (Mark Russell, Steve Pugh). ¿Un cómic de Los Picapiedra a estas alturas de la vida? Eso mismo pensé yo e ignoré este tomo durante meses cada vez que pasaba por mi librería de cabecera. El interés que me despertaba era nulo, me parecía una muestra más de esa combinación de aversión al riesgo y falta de ideas originales que lastran a la industria cultural en nuestros días y que nos condena a un refrito sin alma tras otro. Y no podía estar más equivocado. Russell aprovecha los mimbres de una franquicia conocida por todos para construir una miniserie impresionante en la que no deja títere con cabeza en nuestra sociedad actual. Aquí hay para todos: populismo, consumismo, medios de comunicación, maltrato animal, gentrificación… Un tebeo que dejé pasar de largo durante muchos meses y que una vez abierta su primera página no pude dejar de leer hasta terminarlo de una sentada. Eso sí, tiene un poso pesimista y triste que te va a dejar tocado. Afortunadamente también deja pequeños destellos de esperanza. Como la vida misma.
34. Conan el Bárbaro #3 (Jim Zub, Doug Braithwaite). La nueva etapa de Conan en Titan Comics sigue dando alegrías con el comienzo de un nuevo arco en el que debuta un muy interesante Doug Braithwaite a los lápices. La historia de Zub es de un Conan absolutamente canónico y sin muchas sorpresas aunque hacerla girar alrededor del recuerdo y la añoranza de Belit añade un punto interesante. Mis dudas sobre si sacar al personaje tan pronto de Marvel tras su efímero regreso era un buen movimiento o no ya están más que despejadas.
35. Blackwater I: La riada (Michael McDowell). Siempre me acerco a estos éxitos virales con un cierto temor a la decepción, no por snobismo de que si le gusta a mucha gente no debería gustarme a mí sino por todo lo contrario ya que llego con unas expectativas bastante altas. Y en este caso no sólo se han cumplido sino que he entendido a qué viene tanto hype. Una novela entretenidísima y de lectura ágil, con alma de folletín. Un poquito de Lovecraft (trazas microscópicas, pero algo hay) y un mucho de culebrón. Y editorialmente un acierto irla sacando cada quince días para mantener a la gente enganchada. Además, como lector, las sagas ya cerradas dan una cierta paz mental al saber que un Martin de la vida no te va a tener esperando diez años por una entrega.