Sabes qué fue lo primero que me atrajo de ti, Kaladin? —preguntó Sagaz—. Hiciste una de las cosas más difíciles que puede hacer nadie: darte una segunda oportunidad a ti mismo.
—Acepté esa segunda oportunidad… y puede que una tercera —reconoció Kaladin—. Pero ¿ahora, qué? ¿Quién soy sin la lanza?
—¿No será emocionante averiguarlo? —dijo Sagaz—. ¿Nunca te has preguntado quién serías si no hubiera nadie a quien tuvieras que salvar, nadie a quien tuvieras que matar? Llevas mucho tiempo viviendo para los demás, Kaladin. ¿Qué pasa cuando intentas vivir para ti?