Y por ser hombre —hombre inteligente— y contar cuarenta y dos años, tenía mucha información y muchas opiniones sobre casi cualquier tema, las cuales estaba más que dispuesto a comunicar a una encantadora joven de diecinueve años, que necesariamente había de encontrarlas cautivadoras
Menos mal que ya no existe esta clase de gente exclusiva de Inglaterra en el siglo XIX, ¿no?