«En el pasado se tardaban semanas o incluso meses en entender las relaciones de la gente en Irán, ahora solo tienes que mirar su página de Facebook —ironizaba un jovencísimo Evgeny Morozov en su primero libro, El desengaño de Internet—. El KGB tenía que torturar gente para conseguir esa clase de información y ahora ¡esta toda en la red!»